¿Cuántas veces nos hemos preguntado cómo sería nuestra vida si tuviésemos un cuerpo distinto, o si hubiéramos nacido en otra familia, en otro contexto socioeconómico, o, incluso, en otra época? En Ayer Maravilla Fui (Gabriel Mariño, 2017) un ente anónimo transita por distintos cuerpos con el único propósito de encontrar el amor. Toma lo que necesita de cada cuerpo para después desecharlo. Podría parecer atractivo, pero, al mismo tiempo está condenado a la vida eterna representada en uno de los conceptos más latentes de la posmodernidad: la transitoriedad, la fugacidad; logrando esa sensación monocromática que evoca el deambular solitario entre un mar de almas enajenadas en la ciudad de México. Para Bauman en nuestra generación líquida ha desaparecido el concepto de comunidad para ser reemplazado por el de identidad. Nos esforzamos por construirnos para ser “únicos”, siguiendo las convenciones sociales del grupo al que queremos pertenecer. En cambio, el protagonist