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LAS AMIGAS, entre comillas.






“- Menos mal que el mar no envejece.
(...)
- Sí, pero ¿qué hay de nosotros?”


“Le amiche” (“Las amigas”, en español), es la quinta película del director italiano Michelangelo Antonioni y es una adaptación de una novela de Cesare Pavese, Tra donne suela (1949). Fue estrenada en 1955, el mismo año en el que un 3 de julio las mujeres mexicanas pudieron emitir su voto por primera vez en las elecciones federales. Menciono esto porque la película trata de los diferentes roles que la mujer podía ejercer en los años 50, las relaciones de mujer a mujer, de hombre a mujer y de mujer en sociedad.


Todo comienza cuando una camarera grita despavorida que hay alguien muerto en el cuarto vecino al de Cleia (Eleonora Rossi Drago), esta se asoma a la habitación y descubre a Rosetta (Madeleine Fischer) inconsciente (no muerta), por lo que rápidamente llama a una ambulancia. Cuando Cleia se encuentra dando su declaración a la policía, aparece en escena un nuevo personaje, Momina De Stefani (Yvonne Furneaux), una mujer extrovertida y estrafalaria que dice ser la mejor amiga de Rosetta y se sobresalta al enterarse que Rosetta tomó una sobredosis de píldoras para dormir.


En su afán por descubrir el motivo que hizo que su amiga intentara suicidarse, decide hacer mancuerna con Cleia, quien al ser nueva en Turín y estar dedicada de lleno a su trabajo como encargada de un salón de diseño de moda, decide aprovechar la ocasión para distraerse un rato y hacer amigas.


Tanto Momina como sus amigas pertenecen a la burguesía italiana, viven de lujos y se tienen poco respeto entre ellas. La más sensata parece ser Nene (Valentina Cortese), una pintora talentosa que vive con su apático novio, Lorenzo (Gabriele Ferzetti). Pronto Momina descubre que la última llamada que hizo Rosetta antes de ingerir el titipuchal de somníferos fue a casa de Nene e inmediatamente asume que su intención era contactar a Lorenzo. Cuando este se da cuenta de que es posible que Rosetta este enamorada de él no duda en acercarse a ella, provocándola e iniciando un romance con ella. Cleia se da cuenta de lo que ocurre y lo reprueba tajantemente. Sin embargo, Momina, quien vive a costa de su marido del cual está separado y al que no le tiene la más mínima consideración, le aconseja que "viva la vida", que se la pase bien con Lorenzo.


Y bueno, como cada una de estas mujeres tiene su respectiva historia con un hombre, Cleia no es la excepción. Casi desde que llega a la ciudad se enamora (no sin algo de cautela), de Carlo (Ettore Mani), el “chalán” del arquitecto encargado de la construcción del salón para el que trabaja. Desde que comienza esta relación, la dicotomía social se hace presente, Carlo pertenece a un estrato socioeconómico bajo y Cleia, no. Pero lo que diferencia a Cleia del resto de sus amigas es que ella fue construyendo su suerte. En una emotiva escena recorre su antiguo barrio acompañada de Carlo, un barrio en condiciones paupérrimas, en donde asegura haber pasado buenos momentos pero también muchas carencias. Carlo le recuerda que lo importante es que ya no vive ahí, aunque de no haberse ido nunca de ahí, quizá se hubieran conocido antes y estarían casados.


Por último, todo se sale de control cuando Nene descubre que Lorenzo la está engañando con Rosetta y decide tomar cartas en el asunto. Pero no, Nene no es una persona agresiva y contrario a lo esperado, humildemente le ofrece a Rosetta salirse de la ecuación y dejar que ella y Lorenzo sean felices juntos. Promete aceptar la oferta que le habían hecho de exponer sus obras en Nueva York y mudarse al continente americano. Lorenzo, al enterarse de ello, estalla fúrico. Era obvio que Rosetta sólo era un juego para él, una distracción y Nene seguía siendo su refugio, su seguridad. Por lo que decide rechazar brutalmente a Rosetta, que al final logra lo que ya había intentado una vez. En esta ocasión, la encuentran muerta en el río. Cleia y Rosetta se disputan la culpa. Arman un revuelo en el salón y Cleia decide regresar a Roma. Nene, en una especie de transe, recibe entre sus brazos a Lorenzo que se acurruca en ella como un niño desamparado, pidiéndole que se quede. Y Nene, sumisa, entregada a su hombre, le dice que mientras él no la deje, ella siempre estará ahí para él.


Momina es un ejemplo de la mujer egoísta y cínica que utiliza al hombre como medio para obtener sus lujos, comodidades y pasarla bien, es lista pero poco sensible. Mariella, a la que no había mencionado antes, es un personaje incidental, su papel en el grupo de amigas es ser la desinteresada, tonta, que se toma todo a broma. Rosetta da la vida por un hombre porque considera que no tiene nada más que ofrecer, nunca he tenido que ganarse la vida y, como dice en una conversación que tiene con Cleia, su único problema diario es elegir el vestido que se va a poner. Nene es la mujer talentosa y de buen corazón pero falta de confianza en sí misma, que como consecuencia decide aferrarse a su hombre, cuidarlo, mantenerlo, vivir para él. Y Cleia, el ejemplo de mujer independiente que apenas comenzaba a verse en los años 50’s, la mujer que asume que trabajar es su manera de aportar al mundo, de sentirse bien, de amar y por más que en ocasiones anhela una vida tranquila al lado de un hombre como Carlo, sabe que sería injusto, que no sería feliz y que haría infeliz a su compañero.


LO TÉCNICO:


La fotografía es del italiano Gianni Di Venazo, también conocido por su trabajo en 8 ½ (1963), de Federico Fellini, La Notte (1961) y  L’ Eclisse  (1962), de Antonioni, entre otros títulos italianos. Es en blanco y negro y retrata en su mayoría a los personajes de frente, los contraplanos son escasos. Me parece que esto sucede porque los personajes se construyen desde sí mismos, los conocemos a través de sus reacciones, de sus movimientos y no a través los demás, cada personaje tiene su momento de monopolizar el cuadro.


La música suena a jazz, resaltan los solos de piano y su principal función es dar fluidez narrativa, además de generar ciertas atmósferas cuando es intradiegética.




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